miércoles, 16 de septiembre de 2020

HOMENAJE A MARÍA ELENA WALSH

Una gran artista.

María Elena Walsh, nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, un barrio de la ciudad de Buenos Aires. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Su primer libro fue “Otoño Imperdonable” pero ya había publicado unos poemas en revistas y diarios. Vivió en Estados Unidos y en Paris y fué allí donde empezó a escribir versos y canciones para niños. Hoy todos los chicos y grandes de la Argentina (y gran parte del mundo) retiene en su memoria al menos un estribillo suyo, seguro seguro que vos te sabés alguno…


El 1 de febrero del 2020 María Elena Walsh hubiese cumplido 90 años, en dicha ocasión la homenajeamos desde nuestra biblioteca la cual tiene el agrado de portar su nombre.

Animalitos que son personajes famosos (entre otros) de la autora.
Manuelita la Tortuguita


Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.
En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar
el mar que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó vieja como se marchó
a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó






Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: – Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca 

la única sabia fue la vaca.







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